Saturday, January 31, 2009
Wednesday, January 28, 2009
A Felicidade é contagiosa
"A ciência comprovou que a felicidade é mesmo um fenómeno contagioso.
Se vive a menos de 1,5 quilómetros de distância de um amigo que se sente feliz, as suas hipóteses de ver a vida com bons olhos aumentam em 25 por cento.
Quando alguém se ri, é normal que as pessoas à volta sorriam, pelo menos. Mas a felicidade pode espalhar-se pelas nossas redes sociais de uma forma mais impressionante e duradoura. Se está feliz, pode agradecer aos seus amigos - e aos amigos deles, e aos amigos dos seus amigos mesmo que não os conheça, concluíram dois cientistas norte-americanos que analisaram a felicidade de 5000 pessoas ao longo de 20 anos.
A felicidade é mesmo contagiosa, um fenómeno colectivo que se espalha pelas redes sociais. "Descobrimos que os nossos estados emocionais podem depender das experiências emocionais da pessoas que nem sequer conhecemos, que estão até dois ou três graus de distância de nós. E este efeito não é passageiro", explica num comunicado Nicholas Christakis, da Faculdade de Medicina de Harvard, um dos autores do estudo publicado onte, no site do British Medial Journal.
(...)
In jornal Público, de 5 de Dezembro de 2008
Se vive a menos de 1,5 quilómetros de distância de um amigo que se sente feliz, as suas hipóteses de ver a vida com bons olhos aumentam em 25 por cento.
Quando alguém se ri, é normal que as pessoas à volta sorriam, pelo menos. Mas a felicidade pode espalhar-se pelas nossas redes sociais de uma forma mais impressionante e duradoura. Se está feliz, pode agradecer aos seus amigos - e aos amigos deles, e aos amigos dos seus amigos mesmo que não os conheça, concluíram dois cientistas norte-americanos que analisaram a felicidade de 5000 pessoas ao longo de 20 anos.
A felicidade é mesmo contagiosa, um fenómeno colectivo que se espalha pelas redes sociais. "Descobrimos que os nossos estados emocionais podem depender das experiências emocionais da pessoas que nem sequer conhecemos, que estão até dois ou três graus de distância de nós. E este efeito não é passageiro", explica num comunicado Nicholas Christakis, da Faculdade de Medicina de Harvard, um dos autores do estudo publicado onte, no site do British Medial Journal.
(...)
In jornal Público, de 5 de Dezembro de 2008
Monday, January 26, 2009
Thursday, January 22, 2009
disse Jarmusch
Nothing is Original
"Steal from anywhere that resonates with inspiration or fuels your imagination.
Devour old films, new films, music, books, paintings, photographs, poems, dreams, random conversations, architecture, bridges, street signs, trees, clouds, bodies of water, light and shadows. Select only things to steal from that speak directly to your soul. If you do this, your work (and theft) will be authentic.
Authenticity is invaluable, originality is non-existent. And don't bother concealing your thievery -- celebrate it if you feel like it. In any case, always remember what Jean-Luc Godard said: "It's not where you take things from--it's where you take them to".
Jim Jarmusch
"Steal from anywhere that resonates with inspiration or fuels your imagination.
Devour old films, new films, music, books, paintings, photographs, poems, dreams, random conversations, architecture, bridges, street signs, trees, clouds, bodies of water, light and shadows. Select only things to steal from that speak directly to your soul. If you do this, your work (and theft) will be authentic.
Authenticity is invaluable, originality is non-existent. And don't bother concealing your thievery -- celebrate it if you feel like it. In any case, always remember what Jean-Luc Godard said: "It's not where you take things from--it's where you take them to".
Jim Jarmusch
What do consumers really want?
Customers want to feel what they buy is authentic, but "Mass Customization" author Joseph Pine says selling authenticity is tough because, well, there's no such thing. He talks about a few experiences that may be artificial but make millions anyway.
By Joseph Pine
Tuesday, January 20, 2009
Ponto de vista original!
"Campanha filmada da perspectiva de uma vagina
A Grey Amsterdam lançará esta semana uma campanha de televisão para a marca Lactacyd (GlaxoSmithKline), em que o spot televisivo Protect Yourself é filmado da perspectiva de uma vagina. Esta estratégia pretende mostrar de uma maneira frontal que o Lactacyd deve ser usado sempre, de maneira preventiva, e não apenas quando as mulheres têm problemas genitais. A ideia é mostrar os perigos a que a vagina está submetida diariamente e que o Lactacyd ajudaria a prevenir. A FatFred assina a produção e a Valkieser Capital Images a pós-produção.A campanha será exibida na Holanda e na Bélgica ao longo deste ano."
in Meios&Publicidade
Tuesday, January 13, 2009
"Skins" extended trailer
Skins é um drama inglês, do canal de televisão E4 que narra a história de um grupo de amigos entre 16 e 18 anos, que vivem em Bristol. O show foi criado por Bryan Elsley e seu filho Jamie Brittain e teve sua estréia no dia 25 de janeiro de 2007. A segunda temporada estreou dia 14 de fevereiro de 2008. Para a terceira temporada, o elenco inteiro foi substituído, restando somente do elenco principal a personagem Effy Stonem, interpretada por Kaya Scodelario. A estréia da nova temporada será dia 22 de janeiro de 2009.
Thursday, January 8, 2009
Conselhos para publicitários e não só...
Consejos para Publicistas
No trabajes por el dinero.
No te aburras en tu trabajo.
No te amargues.
Mata las formalidades.
Ríete a solas o con otros de ti mismo, de ellos y de otros.
No te lo tomes en serio.
No te creas lo que no eres.
No te quedes con ganas de decir lo que quieras.
No le tengas miedo al ridículo.
Es más, sé ridículo.
Di cosas ridículas.
Haz reír a los demás.
A tu costa.
Trivializa lo formal.
Formaliza lo trivial y lo ridículo.
Di estupideces cuando la gente espera una cosa seria.
No seas flojo.
No des todo por sentado.
No hagas todo.
Pero inténtalo todo.
No delegues todo.
No creas nada de lo que te dicen.
No seas incrédulo.
No te formes una opinión de la gente por su apariencia.
Haz lo que se te antoje cuando se te antoje.
No te quedes con hambre de nada.
Atrévete a ser atrevido cuándo los demás no lo son o conservador cuando todos se alocan.
Sé diferente por fórmula.
No cambies para encajar.
No encajes forzosamente.
No forces tu lugar en un ambiente.
Cambia el ambiente para sentirte más a gusto contigo mismo.
Pero entiende que hay gente que no cambia.
Nunca.
No cambies para cada persona, pero aprende a enseñarle a cada una la parte de ti que más les gusta.
No vale la pena quedar bien con todo mundo.
Entiende que hay gente con quien quedas mal.
Es más, regodéate en el hecho de que quedas mal con algunas personas.
Aprende a distinguir a estas personas.
Pelea por tus puntos de vista y no te dejes convencer tan fácilmente por otros.
Pero escucha a todo mundo y discute sus puntos de vista sin importar de quien se trate.
No respetes a la gente por su título o su apariencia.
Prueba si son dignos de tu respeto.
Pregúntate constantemente si estás haciendo lo que más te gusta con tu vida.
Y si no te gusta, cámbialo.
No le tengas miedo al cambio.
El cambio es bueno y nunca es demasiado tarde para cambiar.
No creas en ídolos.
Cree en ti mismo y en que sólo podrás hacer tu mejor esfuerzo si realmente te gustas en todos los sentidos.
No cambies radicalmente en tu esencia.
Pero cambia total, constante y absolutamente en todo lo demás que se te antoje.
No copies.
Aprende.
Y respeta las ideas de los demás.
Pero no tengas miedo de decirles lo malas que son, cuando lo sean.
Y si pierdes un amigo porque le dices la verdad no vale la pena tenerlo como amigo.
No dejas que tus amigos te escojan, escoge tú a tus amigos.
No hagas caso de opiniones de terceros con respecto a tus amigos.
Pero escucha detenidamente las opiniones que tus amigos tengan de terceros.
Si no te carcajeas con tus amigos, no son tus amigos.
Aprende los nombres de la gente y repítelo constantemente cuando hables con ellos.
Los niños son más divertidos que los adultos.
Invariablemente.
Los adultos se aburren tan fácilmente que pasan toda su vida aburridos y nunca se dan cuenta.
Nunca seas adulto.
No te has ganado el respeto de nadie si no lo has hecho reír.
Si sabes hacer reír a la gente, sabrás convencerla de cualquier cosa.
Hay quienes salvan su vida con base en carcajadas.
Las sonrisas y las carcajadas, propias y ajenas, nos compran unos segundos de paraíso.
La sonrisa es signo de inteligencia pero abunda en la cara de los imbéciles.
Las mujeres son más divertidas que los hombres.
Las mujeres son más interesantes, inteligentes, fuertes y dedicadas que los hombres.
Las mujeres son fundamentalmente iguales pero profunda y coloridamente diferentes.
Las mujeres son superiores a los hombres, en todos los sentidos.
Nos llevan ventaja y por lo tanto hay que tratarlas como tal.
Duerme lo menos que puedas.
Escucha la mayor cantidad de música que puedas.
Si tienes hambre, cualquier comida es deliciosa.
Lávate las manos antes de comer.
Cuida el dinero.
No despilfarres pero comparte lo material con la gente que quieres.
Nunca te permitas el lujo de aburrirte.
No necesitas dinero para divertirte.
Una hoja en blanco y una pluma son suficientes.
Lleva contigo a todos lados una herramienta de escritura y un cuaderno.
Si no tienes nada qué hacer, dibuja.
Si no sabes, aprenderás y si sabes, mejorarás.
Dibujando liberas estrés y te acercas a la divinidad.
Aprende a tocar un instrumento musical y tócalo cuando estés más triste.
Ningún conocimiento estorba.
Tienes un disco duro infinito.
Viaja lo más que puedas.
Y ama a tu trabajo como te amas a ti mismo.
No trabajes por el dinero.
No te aburras en tu trabajo.
No te amargues.
Mata las formalidades.
Ríete a solas o con otros de ti mismo, de ellos y de otros.
No te lo tomes en serio.
No te creas lo que no eres.
No te quedes con ganas de decir lo que quieras.
No le tengas miedo al ridículo.
Es más, sé ridículo.
Di cosas ridículas.
Haz reír a los demás.
A tu costa.
Trivializa lo formal.
Formaliza lo trivial y lo ridículo.
Di estupideces cuando la gente espera una cosa seria.
No seas flojo.
No des todo por sentado.
No hagas todo.
Pero inténtalo todo.
No delegues todo.
No creas nada de lo que te dicen.
No seas incrédulo.
No te formes una opinión de la gente por su apariencia.
Haz lo que se te antoje cuando se te antoje.
No te quedes con hambre de nada.
Atrévete a ser atrevido cuándo los demás no lo son o conservador cuando todos se alocan.
Sé diferente por fórmula.
No cambies para encajar.
No encajes forzosamente.
No forces tu lugar en un ambiente.
Cambia el ambiente para sentirte más a gusto contigo mismo.
Pero entiende que hay gente que no cambia.
Nunca.
No cambies para cada persona, pero aprende a enseñarle a cada una la parte de ti que más les gusta.
No vale la pena quedar bien con todo mundo.
Entiende que hay gente con quien quedas mal.
Es más, regodéate en el hecho de que quedas mal con algunas personas.
Aprende a distinguir a estas personas.
Pelea por tus puntos de vista y no te dejes convencer tan fácilmente por otros.
Pero escucha a todo mundo y discute sus puntos de vista sin importar de quien se trate.
No respetes a la gente por su título o su apariencia.
Prueba si son dignos de tu respeto.
Pregúntate constantemente si estás haciendo lo que más te gusta con tu vida.
Y si no te gusta, cámbialo.
No le tengas miedo al cambio.
El cambio es bueno y nunca es demasiado tarde para cambiar.
No creas en ídolos.
Cree en ti mismo y en que sólo podrás hacer tu mejor esfuerzo si realmente te gustas en todos los sentidos.
No cambies radicalmente en tu esencia.
Pero cambia total, constante y absolutamente en todo lo demás que se te antoje.
No copies.
Aprende.
Y respeta las ideas de los demás.
Pero no tengas miedo de decirles lo malas que son, cuando lo sean.
Y si pierdes un amigo porque le dices la verdad no vale la pena tenerlo como amigo.
No dejas que tus amigos te escojan, escoge tú a tus amigos.
No hagas caso de opiniones de terceros con respecto a tus amigos.
Pero escucha detenidamente las opiniones que tus amigos tengan de terceros.
Si no te carcajeas con tus amigos, no son tus amigos.
Aprende los nombres de la gente y repítelo constantemente cuando hables con ellos.
Los niños son más divertidos que los adultos.
Invariablemente.
Los adultos se aburren tan fácilmente que pasan toda su vida aburridos y nunca se dan cuenta.
Nunca seas adulto.
No te has ganado el respeto de nadie si no lo has hecho reír.
Si sabes hacer reír a la gente, sabrás convencerla de cualquier cosa.
Hay quienes salvan su vida con base en carcajadas.
Las sonrisas y las carcajadas, propias y ajenas, nos compran unos segundos de paraíso.
La sonrisa es signo de inteligencia pero abunda en la cara de los imbéciles.
Las mujeres son más divertidas que los hombres.
Las mujeres son más interesantes, inteligentes, fuertes y dedicadas que los hombres.
Las mujeres son fundamentalmente iguales pero profunda y coloridamente diferentes.
Las mujeres son superiores a los hombres, en todos los sentidos.
Nos llevan ventaja y por lo tanto hay que tratarlas como tal.
Duerme lo menos que puedas.
Escucha la mayor cantidad de música que puedas.
Si tienes hambre, cualquier comida es deliciosa.
Lávate las manos antes de comer.
Cuida el dinero.
No despilfarres pero comparte lo material con la gente que quieres.
Nunca te permitas el lujo de aburrirte.
No necesitas dinero para divertirte.
Una hoja en blanco y una pluma son suficientes.
Lleva contigo a todos lados una herramienta de escritura y un cuaderno.
Si no tienes nada qué hacer, dibuja.
Si no sabes, aprenderás y si sabes, mejorarás.
Dibujando liberas estrés y te acercas a la divinidad.
Aprende a tocar un instrumento musical y tócalo cuando estés más triste.
Ningún conocimiento estorba.
Tienes un disco duro infinito.
Viaja lo más que puedas.
Y ama a tu trabajo como te amas a ti mismo.
Wednesday, January 7, 2009
Tuesday, January 6, 2009
Simplesmente Brilhante!!!
Austrália
Canta-me histórias
Excessivo, operático, o épico de Baz Luhrmann é uma extraordinária celebração do poder do cinema clássico.
Este ano, houve um filme resolutamente moderno que celebrou com um amor infinito a magia do cinema clássico: chamou-se "Wall-E" e conseguiu o milagre de contar uma história e criar personagens recorrendo quase só àquilo que é a essência do cinema. Imagens criadas por computador, sons, o mínimo de diálogo e um respeito enorme pela história do cinema bastaram para fazer de "Wall-E" uma das mais extraordinárias experiências que nos foi dado ver numa sala escura nos últimos anos.
Nada faria prever que 2008 trouxesse um segundo filme que percorresse o mesmo caminho de modo diferente mas, na sua fé absoluta no poder do cinema, nos deixasse, literalmente, tão avassalados ao fim da sua projecção como a animação da Pixar.
"Austrália" é o mais recente OVNI do australiano Baz Luhrmann, que depois de ter estilizado Shakespeare nos nossos dias e de ter reinventado o musical clássico com essa ousadia incompreendida chamada "Moulin Rouge!", recria nos Antípodas os grandes romances épicos da Hollywood clássica. "Austrália" é "África Minha", "E Tudo o Vento Levou", "O Feiticeiro de Oz", "Rio Vermelho" e "Doutor Jivago" compactados num único, delirante, gloriosamente excessivo todo. É uma viagem iniciática, um western, um filme de guerra, um romance exótico, uma lição de história, um dramalhão romântico, à vez, ao mesmo tempo, alternadamente. É, no papel, a receita para um desastre megalómano, para uma espécie de mixórdia indigesta que quer ser tudo para todos e corre o risco de não ser nada para ninguém.
Mas isso é esquecer o pormenor essencial que faz de Luhrmann o cineasta que é: a sua convicção de que o cinema deve, acima de tudo, ser popular, arrebatador, grandiosamente "larger than life".
Sempre foi assim, desde "Strictly Ballroom", e não era agora que ele ia mudar. Não vale, por isso, a pena invocar que "Austrália" é derivativo, cheio de lugares-comuns, garridamente melodramático, previsível, simplista. É exactamente isso que Luhrmann quer ser - e quer sê-lo o melhor possível, e quer sê-lo com tanta convicção que não tenhamos outro remédio se não embarcar na viagem.
Luhrmann quer que larguemos o cinismo e nos deixemos outra vez encantar pelo mero poder narrativo do cinema; que nos esqueçamos das centenas de filmes que já vimos e que olhemos para o seu romance épico entre uma aristocrata inglesa caída de pára-quedas no meio do "outback" australiano e um vaqueiro local bruto como as casas como se nunca tivéssemos visto um filme antes. E se já tivermos visto, paciência, porque nunca o vimos exactamente como Luhrmann o fez e é como se fosse outra vez a primeira vez.
Acima de tudo, Luhrmann acredita no simples poder de contar bem uma boa história. O modo como ele o faz é pegando na tradição oral aborígene e colocando Nullah, o miúdo meio-aborígene meio-branco que está no centro da história de "Austrália", a contar ao espectador esta história - porque "contar histórias é o mais importante de tudo; é assim que guardamos sempre as pessoas que nos pertencem". É por isso que "Austrália" respira um perfume de grande saga aventureira, um pouco como um equivalente antípoda de "A Conquista do Oeste", onde a pequena história individual e a Grande História nacional godardianamente se cruzam e alimentam mutuamente, mas mantendo sempre a câmara focada nas pessoas, na "pequena história" que humaniza e dá sentido à grande.
Mais do que contada, no entanto, esta história é cantada - porque a cultura aborígene australiana se constrói à volta de canções legadas de geração em geração, porque o "leit-motiv" de "Austrália" é o "Over the Rainbow" que Judy Garland criou no "Feiticeiro de Oz" realizado em 1939, e é em 1939 que tudo se passa.
Não se espere de "Austrália" os delírios visuais hiper-barrocos que Luhrmann explorou à exaustão na sua "trilogia da cortina vermelha"; este é o seu filme menos maneirista, menos amaneirado, mais classicista, como quem acha que o rocambolesco desta narrativa é mais que suficiente. Não se espere de "Austrália" que os seus actores sejam mais do que arquétipos quase de BD a quem se pede apenas que lhes emprestem carne e osso; afinal, é uma criança que nos conta esta história, e uma criança de 1939. É, também, por isso que "Austrália" acredita a cem por cento naquilo que está a contar: porque o faz com o olhar inocente e deslumbrado de uma criança que descobre o mundo para lá do seu cantinho, e porque pede aos seus espectadores que, pelo espaço de três horas, redescubram a criança que há dentro de si e vejam o cinema como se fosse a primeira vez. Depois de "Wall-E", não houve este ano outro filme que o tenha feito com tanta fé e tanto amor como "Austrália".
Haverá certamente muitos cínicos que não resistirão a troçar da sinceridade de Baz Luhrmann e que descartarão "Austrália" como fita fora de tempo e fora de moda. Mas não é para esses que este filme foi feito - e eles é que ficarão a perder. "Austrália" é glorioso.
26-12-2008
Por: Jorge Mourinha (PÚBLICO)
Canta-me histórias
Excessivo, operático, o épico de Baz Luhrmann é uma extraordinária celebração do poder do cinema clássico.
Este ano, houve um filme resolutamente moderno que celebrou com um amor infinito a magia do cinema clássico: chamou-se "Wall-E" e conseguiu o milagre de contar uma história e criar personagens recorrendo quase só àquilo que é a essência do cinema. Imagens criadas por computador, sons, o mínimo de diálogo e um respeito enorme pela história do cinema bastaram para fazer de "Wall-E" uma das mais extraordinárias experiências que nos foi dado ver numa sala escura nos últimos anos.
Nada faria prever que 2008 trouxesse um segundo filme que percorresse o mesmo caminho de modo diferente mas, na sua fé absoluta no poder do cinema, nos deixasse, literalmente, tão avassalados ao fim da sua projecção como a animação da Pixar.
"Austrália" é o mais recente OVNI do australiano Baz Luhrmann, que depois de ter estilizado Shakespeare nos nossos dias e de ter reinventado o musical clássico com essa ousadia incompreendida chamada "Moulin Rouge!", recria nos Antípodas os grandes romances épicos da Hollywood clássica. "Austrália" é "África Minha", "E Tudo o Vento Levou", "O Feiticeiro de Oz", "Rio Vermelho" e "Doutor Jivago" compactados num único, delirante, gloriosamente excessivo todo. É uma viagem iniciática, um western, um filme de guerra, um romance exótico, uma lição de história, um dramalhão romântico, à vez, ao mesmo tempo, alternadamente. É, no papel, a receita para um desastre megalómano, para uma espécie de mixórdia indigesta que quer ser tudo para todos e corre o risco de não ser nada para ninguém.
Mas isso é esquecer o pormenor essencial que faz de Luhrmann o cineasta que é: a sua convicção de que o cinema deve, acima de tudo, ser popular, arrebatador, grandiosamente "larger than life".
Sempre foi assim, desde "Strictly Ballroom", e não era agora que ele ia mudar. Não vale, por isso, a pena invocar que "Austrália" é derivativo, cheio de lugares-comuns, garridamente melodramático, previsível, simplista. É exactamente isso que Luhrmann quer ser - e quer sê-lo o melhor possível, e quer sê-lo com tanta convicção que não tenhamos outro remédio se não embarcar na viagem.
Luhrmann quer que larguemos o cinismo e nos deixemos outra vez encantar pelo mero poder narrativo do cinema; que nos esqueçamos das centenas de filmes que já vimos e que olhemos para o seu romance épico entre uma aristocrata inglesa caída de pára-quedas no meio do "outback" australiano e um vaqueiro local bruto como as casas como se nunca tivéssemos visto um filme antes. E se já tivermos visto, paciência, porque nunca o vimos exactamente como Luhrmann o fez e é como se fosse outra vez a primeira vez.
Acima de tudo, Luhrmann acredita no simples poder de contar bem uma boa história. O modo como ele o faz é pegando na tradição oral aborígene e colocando Nullah, o miúdo meio-aborígene meio-branco que está no centro da história de "Austrália", a contar ao espectador esta história - porque "contar histórias é o mais importante de tudo; é assim que guardamos sempre as pessoas que nos pertencem". É por isso que "Austrália" respira um perfume de grande saga aventureira, um pouco como um equivalente antípoda de "A Conquista do Oeste", onde a pequena história individual e a Grande História nacional godardianamente se cruzam e alimentam mutuamente, mas mantendo sempre a câmara focada nas pessoas, na "pequena história" que humaniza e dá sentido à grande.
Mais do que contada, no entanto, esta história é cantada - porque a cultura aborígene australiana se constrói à volta de canções legadas de geração em geração, porque o "leit-motiv" de "Austrália" é o "Over the Rainbow" que Judy Garland criou no "Feiticeiro de Oz" realizado em 1939, e é em 1939 que tudo se passa.
Não se espere de "Austrália" os delírios visuais hiper-barrocos que Luhrmann explorou à exaustão na sua "trilogia da cortina vermelha"; este é o seu filme menos maneirista, menos amaneirado, mais classicista, como quem acha que o rocambolesco desta narrativa é mais que suficiente. Não se espere de "Austrália" que os seus actores sejam mais do que arquétipos quase de BD a quem se pede apenas que lhes emprestem carne e osso; afinal, é uma criança que nos conta esta história, e uma criança de 1939. É, também, por isso que "Austrália" acredita a cem por cento naquilo que está a contar: porque o faz com o olhar inocente e deslumbrado de uma criança que descobre o mundo para lá do seu cantinho, e porque pede aos seus espectadores que, pelo espaço de três horas, redescubram a criança que há dentro de si e vejam o cinema como se fosse a primeira vez. Depois de "Wall-E", não houve este ano outro filme que o tenha feito com tanta fé e tanto amor como "Austrália".
Haverá certamente muitos cínicos que não resistirão a troçar da sinceridade de Baz Luhrmann e que descartarão "Austrália" como fita fora de tempo e fora de moda. Mas não é para esses que este filme foi feito - e eles é que ficarão a perder. "Austrália" é glorioso.
26-12-2008
Por: Jorge Mourinha (PÚBLICO)
Conselhos para 2009 do Bruno Nogueira
"Não fazer promessas para o ano que vem é logo à partida a melhor maneira de encetar o ano que vem.
Mentir é feio, especialmente em cima de uma cadeira com a boca atestada de passas.
Nesse caso é só deprimente.
Por isso, comece os doze meses que se avizinham da melhor maneira, com os desejos possíveis de acordo com o indicador de bateria que lhe aparece na força de vontade.
Aponte:
Engordar.
Mas engordar com tudo o que pareça um ataque cardíaco servido num prato.
E acompanhar as refeições com um copo de óleo Fula fresquinho.
Fumar mais. E melhor.
Fazer o mínimo de desporto possível.
Ou menos ainda.
Não visitar os amigos que insiste em anestesiar com um: "temos de combinar um jantar pá!"
Se esse jantar não aconteceu em 2008 tem tudo para não acontecer em 2009.
Não dar mais atenção aos filhos.
Eles entretêm-se bem com o Canal Panda.
Lembre-se que o próprio animador que está dentro do fato do Panda já perdeu vinte quilos por estar num fato que nunca foi pensado para se usar em todas as estações do ano. Desmaia de quinze em quinze minutos, numa média cada vez mais apurada. Não o vamos deixar agora perder o ritmo.
Ser mais nervoso no dia a dia.
Se possível conduzir a cento e noventa nas localidades e puxar o travão de mão já em cima das passadeiras, a roçar com o pára-choques na bengala de um idoso, só para mostrar quem manda.
Conduzir sempre, mas sempre na faixa da esquerda.
A da direita é para meninos e você não gastou o pib do Ruanda num carro para marcar passo na auto-estrada.
Buzinar (muito) mal desconfie que o sinal vai ficar verde.
Não perde nada em prender um palito na buzina durante todo o vermelho.
Gastar as poupanças todas, e pedir entre três a cinco empréstimos ao banco.
É tempo deles.
A crise não passa de um boato, criado numa qualquer revista cor-de-nada.
Não ir ao médico ver aquele sinal que cresceu dez centímetros nos últimos vinte minutos.
Deve ser só uma santola que lhe caiu mal.
A santola é tramada.
Perder tempo a ler artigos encomendados no "Diário de Notícias".
Alguém do outro lado o teve de escrever.
À partida isto bastará.
Se não for há-de ter muitos anos para elaborar diferentes listas.
A não ser que não seja da tal santola."
Conselhos para 2009 do Bruno Nogueira
Mentir é feio, especialmente em cima de uma cadeira com a boca atestada de passas.
Nesse caso é só deprimente.
Por isso, comece os doze meses que se avizinham da melhor maneira, com os desejos possíveis de acordo com o indicador de bateria que lhe aparece na força de vontade.
Aponte:
Engordar.
Mas engordar com tudo o que pareça um ataque cardíaco servido num prato.
E acompanhar as refeições com um copo de óleo Fula fresquinho.
Fumar mais. E melhor.
Fazer o mínimo de desporto possível.
Ou menos ainda.
Não visitar os amigos que insiste em anestesiar com um: "temos de combinar um jantar pá!"
Se esse jantar não aconteceu em 2008 tem tudo para não acontecer em 2009.
Não dar mais atenção aos filhos.
Eles entretêm-se bem com o Canal Panda.
Lembre-se que o próprio animador que está dentro do fato do Panda já perdeu vinte quilos por estar num fato que nunca foi pensado para se usar em todas as estações do ano. Desmaia de quinze em quinze minutos, numa média cada vez mais apurada. Não o vamos deixar agora perder o ritmo.
Ser mais nervoso no dia a dia.
Se possível conduzir a cento e noventa nas localidades e puxar o travão de mão já em cima das passadeiras, a roçar com o pára-choques na bengala de um idoso, só para mostrar quem manda.
Conduzir sempre, mas sempre na faixa da esquerda.
A da direita é para meninos e você não gastou o pib do Ruanda num carro para marcar passo na auto-estrada.
Buzinar (muito) mal desconfie que o sinal vai ficar verde.
Não perde nada em prender um palito na buzina durante todo o vermelho.
Gastar as poupanças todas, e pedir entre três a cinco empréstimos ao banco.
É tempo deles.
A crise não passa de um boato, criado numa qualquer revista cor-de-nada.
Não ir ao médico ver aquele sinal que cresceu dez centímetros nos últimos vinte minutos.
Deve ser só uma santola que lhe caiu mal.
A santola é tramada.
Perder tempo a ler artigos encomendados no "Diário de Notícias".
Alguém do outro lado o teve de escrever.
À partida isto bastará.
Se não for há-de ter muitos anos para elaborar diferentes listas.
A não ser que não seja da tal santola."
Conselhos para 2009 do Bruno Nogueira
O filme do ano?
E quando já acreditávamos que está personagem era apenas uma memória de infância escondida num recanto do nosso cérebro, eis que surge novamente em filme...
Qual personagem? O grande guerreiro Son-Goku!
Já valeu a pena que o mundo não tenha acabado no ano 2000 para que pudéssemos assistir a esta adaptação.
Qual personagem? O grande guerreiro Son-Goku!
Já valeu a pena que o mundo não tenha acabado no ano 2000 para que pudéssemos assistir a esta adaptação.
O Humor salvar-te-á!
Um homem caminhava pela praia da Ericeira e tropeçou numa velha lâmpada.
Pegou nela, esfregou-a e... um génio saltou lá de dentro, que disse: "O.K! Libertaste-me da lâmpada, blá, blá, blá! Esquece aquela história dos 3 desejos! Tens direito a 1 desejo apenas e ponto final!"
O homem disse: "Eu sempre quis ir ao Brasil, mas tenho um medo enorme de voar. E no mar costumo ficar enjoado. Podes construir uma ponte até ao Brasil, para eu poder ir de carro?"
O génio riu muito e disse: "Impossível. Pensa na logística do assunto. Como é que os pilares chegavam ao fundo do Oceano Atlântico? Pensa em quanto betão armado, em quanto aço, em quanta mão de obra...Não, de maneira nenhuma! Pensa noutro desejo..."
O homem compreendeu e tentou pensar num desejo realmente possível. "Fui casado e divorciado 4 vezes. As minhas mulheres disseram sempre que eu não me importava com elas e que era um insensível. Então, é meu desejo compreender as mulheres; saber como se sentem por dentro e o que estão a pensar quando não falam connosco; saber porque estão a chorar... saber realmente o que querem quando não dizem nada... saber como fazê-las realmente felizes!”
O génio respondeu: “Queres a porcaria da ponte com três ou quatro faixas?"
Pegou nela, esfregou-a e... um génio saltou lá de dentro, que disse: "O.K! Libertaste-me da lâmpada, blá, blá, blá! Esquece aquela história dos 3 desejos! Tens direito a 1 desejo apenas e ponto final!"
O homem disse: "Eu sempre quis ir ao Brasil, mas tenho um medo enorme de voar. E no mar costumo ficar enjoado. Podes construir uma ponte até ao Brasil, para eu poder ir de carro?"
O génio riu muito e disse: "Impossível. Pensa na logística do assunto. Como é que os pilares chegavam ao fundo do Oceano Atlântico? Pensa em quanto betão armado, em quanto aço, em quanta mão de obra...Não, de maneira nenhuma! Pensa noutro desejo..."
O homem compreendeu e tentou pensar num desejo realmente possível. "Fui casado e divorciado 4 vezes. As minhas mulheres disseram sempre que eu não me importava com elas e que era um insensível. Então, é meu desejo compreender as mulheres; saber como se sentem por dentro e o que estão a pensar quando não falam connosco; saber porque estão a chorar... saber realmente o que querem quando não dizem nada... saber como fazê-las realmente felizes!”
O génio respondeu: “Queres a porcaria da ponte com três ou quatro faixas?"
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